La alimentación renal es una herramienta clave para cuidar la salud de los riñones y prevenir complicaciones en personas con enfermedad renal crónica. Entre los minerales que requieren atención especial se encuentran el potasio y el fósforo, ya que sus niveles altos en sangre pueden causar problemas graves en el corazón, los huesos y otros órganos.
En este artículo aprenderás por qué es importante controlarlos, qué alimentos contienen más de estos minerales y cómo adaptarlos a tu dieta para proteger tu salud.
Cuando los riñones funcionan correctamente, eliminan el exceso de potasio y fósforo a través de la orina. Sin embargo, en la enfermedad renal esta capacidad se reduce, provocando que estos minerales se acumulen en la sangre.
Exceso de potasio (hiperpotasemia): Puede causar debilidad muscular, calambres, arritmias e incluso paro cardíaco.
Exceso de fósforo (hiperfosfatemia): Favorece la pérdida de calcio en los huesos, debilitándolos, y puede provocar calcificaciones en vasos sanguíneos y órganos.
Por eso, el control dietético es esencial para mantener niveles seguros y prevenir complicaciones.
El potasio está presente en muchos alimentos saludables como frutas y verduras, pero en el paciente renal es importante seleccionar y controlar las porciones.
Alimentos con alto contenido de potasio:
Plátano, melón, kiwi, mango, aguacate.
Papas, camote, jitomate, espinaca, betabel.
Legumbres como lentejas y frijoles.
Alternativas con menor potasio:
Manzana, pera, uvas, fresas, piña.
Calabacita, pepino, lechuga, col, zanahoria cocida.
💡 Tip: Pelar, picar y hervir las verduras en abundante agua ayuda a reducir su contenido de potasio.
El fósforo se encuentra de forma natural en alimentos y también como aditivo en productos procesados, donde es más fácil que el cuerpo lo absorba.
Alimentos con alto contenido de fósforo:
Lácteos enteros (leche, queso, yogurt).
Carnes procesadas y embutidos.
Frutos secos y semillas.
Panes y refrescos con fosfatos añadidos.
Alternativas con menor fósforo:
Lácteos bajos en fósforo (según indicación médica).
Carnes frescas como pollo, pescado o res magra.
Pan artesanal sin aditivos.
💡 Tip: Revisa las etiquetas y evita ingredientes como fosfato, ácido fosfórico o pirofosfato.
Planifica tus comidas con la guía de tu nutriólogo especializado en alimentación renal.
Mide las porciones y no abuses de los alimentos altos en potasio o fósforo.
Prefiere alimentos frescos y evita procesados con aditivos fosfatados.
Cocina de forma que reduzcas minerales, como el doble hervor en verduras.
No tomes suplementos sin supervisión médica, ya que muchos contienen estos minerales.
El control del potasio y fósforo en la alimentación renal es clave para evitar complicaciones graves y mejorar tu calidad de vida. Con la orientación de un especialista y pequeños ajustes en tu dieta, puedes mantener estos minerales en niveles seguros y seguir disfrutando de tus alimentos de forma saludable.
Si tienes enfermedad renal, consulta siempre con tu nutriólogo y tu médico antes de hacer cambios en tu dieta.